Cuestionar el consenso
Dalibor Eterovic Economista Jefe Grupo Security
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Dalibor Eterovic
El desempeño de la economía chilena en el primer semestre de este año fue decepcionante. En particular porque el promedio de solo 1,9% interanual esconde una aceleración de la velocidad trimestral durante el primer trimestre de 4,4%, seguida de una contracción, en este mismo indicador, de -1,4% en el segundo cuarto.
Para lo que resta del año, las cosas no se verían mejor. El consenso de mercado espera hoy una expansión de apenas 1,7% para el 2016, lo que implícitamente incorpora velocidades trimestrales cercanas a 2,5% para la segunda mitad del año. Además, proyecta un alza de 2% en el PIB para 2017, básicamente perpetuando las expectativas de crecimiento para la economía en torno a una cifra similar al promedio de los últimos 3 años.
¿Será el futuro de la economía chilena similar al del pasado reciente como proyecta el mercado? Los destacados economistas Lawrence Summers y Lant Pritchett argumentan que es muy común que el consenso de las proyecciones asuma que el futuro será muy parecido al pasado cercano (ver Asiaphoria meets regression to the mean, 2014). Sin embargo, por lógico que esto parezca, este sesgo dificulta la identificación de cambios de ciclo y es últimamente un pobre predictor. El retorno al crecimiento global promedio sería la norma.
Constantemente debemos estar cuestionando posibles factores que podrían materialmente afectar el status quo. Es en este sentido que veo al menos 2 razones para pensar que el crecimiento de la economía chilena será algo más alto que lo esperado por el consenso para los próximos 3 años. Primero, una mejora del impulso externo producto de un cambio en el ciclo global del dólar. Entre finales de 2011 y 2015, esta moneda experimentó un ciclo de fortaleza global, explicado en gran parte por una fuerte desaceleración de las economías emergentes y una fortaleza relativa de la economía norteamericana. Si bien los crecimientos potenciales han caído en gran parte del mundo, es bastante evidente que mientras EEUU ha cerrado o está por cerrar holguras (desempleo bajo 5%), los países emergentes se encuentran con amplias brechas de capacidad. Esto hace mucho más probable que en los próximos años observemos un rebote cíclico en el mundo en desarrollo, a que veamos a la economía norteamericana acelerándose muy por sobre el 2%. Por lo tanto, es probable también que ese período esté marcado por un dólar estable o a la baja a nivel global.
Segundo, un cambio en el ciclo político chileno. Si bien, en mi opinión, ha sido el escenario externo el principal factor detrás de la desaceleración de la actividad chilena, el desordenado proceso de reformas llevado a cabo por el actual gobierno ha dificultado en gran medida el ajuste sectorial de la economía a los diversos shocks externos. Afortunadamente, diferentes encuestas parecen indicar que independiente de la coalición ganadora, el próximo gobierno sería de política publicas más moderadas que el actual, lo que en conjunto con un ambiente externo algo más benigno apoyaría el rebote cíclico de la economía.